No, no todo el que practica Artes Marciales es un artista marcial. Hay muchos que podríamos denominar artesanos marciales, y aún muchos más que formarían parte de otras categorías. Esta es una opinión personal, que no tienes por qué compartir, pero que me gustaría exponer en este artículo.
Ante todo, quiero dejar claro que esta categorización no implica una clasificación jerárquica, preferencia o superioridad de unos sobre otros. Todos son respetables, todos son necesarios. La diversidad de capacidades, personalidades, objetivos y necesidades de los que llegan a las Artes Marciales o deportes de combate, y la gran variedad de disciplinas y enfoques en su entrenamiento, permiten su práctica en función de lo que cada uno quiere y puede desarrollar. Y aún más, la mayoría son felices en algunos de esos roles y, probablemente, no lo serían en otros.
Además, tampoco es algo estático o definitivo, sino que cualquiera puede pasar por diferentes categorías a la largo de su vida marcial, ya que no necesariamente los objetivos y necesidades de la práctica de estas disciplinas se mantienen inalterables en los individuos. Habrá algunos que sí, y otros muchos que no, que comiencen casi por casualidad, y terminen convirtiendo el Arte Marcial en su estilo de vida o profesión. O cualquier otra variabilidad o evolución que puedas imaginar.
A nuestro cerebro le encanta categorizar. Aunque plantea algunos riesgos, clasificar por grupos, es una destreza necesaria para facilitar la comprensión del mundo, y liberar recursos para otras tareas cognitivas. Los psicólogos evolucionistas sostienen que estas estrategias se han potenciado porque nos han resultado muy valiosas.
Y, como en muchas categorizaciones, y mucho más esta que propongo, que no está sustentada en estudios científicos, no son compartimentos estancos, en los que podamos encajar a cada individuo al 100% en una categoría. Pero sí podemos identificar diferentes maneras de entender, practicar, trasmitir y vivir las artes marciales. Y a partir de ahí, utilizarlo para aplicar herramientas que permitan una mejor enseñanza, entrenamiento, fidelización o captación de los alumnos en función al grupo al que consideremos que pertenecen.
Y ese es el objetivo principal de esta clasificación, que como ya he dicho, es una visión muy personal. Si ayuda a reflexionar, y a que identifiques tu propia categorización de los alumnos, para elaborar estrategias de mejora en la atención de las necesidades, objetivos y características de cada individuo, la eficacia del artículo será estupenda.
La clasificación aprovecha la denominación genérica de estas disciplinas, Arte Marcial, y el paralelismo con los diferentes sujetos que pueden realizar una obra o trabajo: artista marcial, artesano, oficial y peón. Podríamos incluir más, pero la simplicidad es un buen aliado para muchas tareas.
Y vuelvo a reiterar que no existe, en el planteamiento, supremacía de ninguna de estas categorías. Si tienes prejuicios sobre alguno de estos términos, es una cuestión personal revisarlos o no. Al escribir sobre ellos, al menos yo, no considero mejor ni peor a un artista marcial que a un peón marcial. Y tampoco define la calidad. Se puede ser un pésimo artista o un artista genial, de la misma manera que se puede ser un peón de gran talento, o un auténtico desastre.
La primera diferenciación la estableceremos entre artistas y artesanos. Un tema sobre el que existe abundante literatura y debate referida a todo tipo de obras: pintura, escultura, etc. No entraremos en justificar que las Artes Marciales sean merecedoras o no de ser catalogadas como arte, ya que no es el objetivo de este artículo, y es un debate que puede trasladarse a otras disciplinas, como el baile, el teatro, etc.

El Artista Marcial
El artista se mueve con la creatividad, la estética y la comunicación. Su obra o acción expresan ideas, emociones y una visión personal del mundo y del desarrollo de su actividad artística. Podríamos afirmar que el YO está por encima de la disciplina. La obra realizada es su legado, que cubriría sus necesidades de reconocimiento y de trascendencia en la teoría de la motivación de Maslow.
El Artesano Marcial
El artesano se mueve con la perfección, la repetición de patrones, y también un profundo amor por su obra, y en la mayoría de ocasiones, respeto al legado recibido y del que se siente responsable para su conservación y perpetuación. En su caso, la disciplina o la obra estaría por encima del YO.
En las Artes Marciales encontramos a muchas personas cautivadas por la estética o belleza de los movimientos. Pero unos valoran o buscan la expresión y la creatividad, a los que podríamos denominar artistas. Y otros, la ejecución fiel, a los que podríamos considerar artesanos.
Pero también existen estas actitudes diferenciadas entre los que buscan eficacia, no sólo estética, en los movimientos, en su disciplina. Los hay que personalizan el sistema al máximo, porque no lo entienden de otra manera, buscando siempre una mejora que se ajuste a su manera de entender el entrenamiento y el combate, y los que repiten los esquemas aprendidos, aunque también puedan organizarlos y maximizar su eficacia.
En ambos casos, tanto para ser un artista marcial como un artesano marcial, es preciso un amplio conocimiento de los fundamentos y principios, y la experiencia es clave también en la calidad de artistas y artesanos. Pero, mientras que el artesano siempre tiene como objetivo conocer plenamente su disciplina, para practicarla fiel con el máximo conocimiento y experiencia, y trasmitirla, en muchos casos los artistas no responden a esta motivación. Ansiosos por la personalización, algunos comienzan a “jugar” con la disciplina antes de un conocimiento suficiente para entenderla profundamente, y eso lleva a errores. Y peor aún, a algunas auténticas barbaridades que sólo responden a egos que precisan la admiración de otras personas. Los grandes genios del arte, no lo han sido simplemente por romper con la tradición, sino por hacerlo brillantemente, después de un gran conocimiento y habilidad de su disciplina, de la tradición. Y también los ha habido que, sin romper con la tradición, han realizado obras maravillosas con una impronta personal, que les hace destacar y pervivir.
Y aquí entra en juego una de los eternos debates, innovación y tradición en las artes marciales. Eterno, y en la mayoría de las ocasiones, aburrido y poco productivo. Ya en mayo de 1989 (sí, soy muy mayor, o al menos llevo algunos años en esto), publiqué un artículo en la revista El Budoka sobre este tema. Por ello, no entraré en argumentar sobre este tema de nuevo.
Pero sí es necesario constatar, que son dos corrientes complementarias y necesarias. Nada más yin y yang. De la tradición surge la innovación, como una necesidad de mejora o de adaptación a demandas específicas, siempre con una visión muy personal. Algunas de estas interpretaciones, generan una nueva tradición, muchas veces sin haberlo pretendido. Y así, con ciclos de mutaciones, las Artes Marciales y deportes de combate han llegado a nuestros días. De no haber existido el perfíl del artista marcial innovador, no existiría la diversidad de estilos y disciplinas que hoy disfrutamos. De no haber existido artesanos tradicionales, tampoco habrían sobrevivido estos conocimientos y prácticas.
Peones y Oficiales Marciales
La otra clasificación incluiría a peones y oficiales. En ambos casos, son personas cuya motivación principal está en la utilidad de la práctica, no en la disciplina en sí. Y no hablamos sólo de eficacia en combate, ya que esto es algo que pueden buscar todos, artistas, artesanos, oficiales o peones. Sino de lo que busca con la práctica de Artes Marciales o deportes de combate, ya sea eficacia en combate real, en combate deportivo, salud, condición física, habilidades corporales, eliminación de estrés, diversión, dimensión social, etc. Es decir, en estas categorías, el beneficio buscado con la práctica, está por encima del YO y de la disciplina.
Son personas que no han venido necesariamente buscando tu estilo o escuela, sino que querían hacer algo, para conseguir algo, y estabas a su alcance. Si lo obtienen, continuarán. Sin más pretensiones que llegar a clase, practicar y seguir luego con sus cosas. Ni más ni menos.
¿Y qué diferencia a peones y oficiales? Podría parecer que el tiempo de práctica y conocimiento, como en muchas profesiones. Pero casi desde el primer día, diferencias las actitudes de oficiales en muchos alumnos. La principal, un mayor interés por saber cómo o por qué hacer las cosas, lo que le lleva rápidamente a un conocimiento mayor, y a ayudar a otros en la práctica. De hecho, muchos monitores, instructores e incluso maestros de Artes Marciales y deportes de combate, entrarían en esta categoría, no necesariamente en la de artistas o artesanos, como podría parecer a priori. Y son una excelente opción para aprender y entrenar con ellos, especialmente cuando tu “utilidad” o beneficio buscado con la práctica coincida con el suyo.
Podría extenderme en la exposición de estas categorías, dando más detalles sobre actitudes y comportamientos, pero no es el objetivo de este artículo, puede que lo haga en un futuro. Lo importante era dar las pinceladas básicas sobre esta clasificación, por si alguien puede utilizarlo para mejorar su enseñanza, captación o fidelización de alumnos, a través de atender las diferentes motivaciones que llevan a sus alumnos a empezar a practicar artes marciales, y continuar haciéndolo.
¿Puedes reconocer estas categorías entre tus alumnos o compañeros? ¿Sabes para qué entrena cada uno de tus alumnos? ¿Lo tienes en cuenta en la planificación de tus clases? ¿Y en tu publicidad? ¿Cómo puedes motivar a cada uno de ellos, en función de esto? ¿Cómo puedes aprovechar las diferencias individuales para que el grupo se beneficie de ello? ¿Crees que, si el grupo se beneficia, también disfrutarán más y crecerán individualmente tus alumnos?
Y tú, en estos momentos, ¿eres artista, artesano, oficial o peón? ¿Y es eso lo que quieres ser? ¿Qué vas a hacer para cambiar o mejorar tu práctica? Espero que, sobre todo, disfrutes y hagas disfrutar, con y de las Artes Marciales y deportes de combate.